martes, 17 de agosto de 2010

Opinión Personal


Las unidades didacticas son muy importante para el desarrollo del quehacer educativo. Podemos utilizar muchas clases de ellas, como por ejemplo las unidades de aprendizaje, los proyectos o los módulos. Particularmente utilizo las unidades de aprendizaje y los proyectos.

jueves, 8 de abril de 2010

POEMAS SUELTOS de Mario Poma Curi

I

Dame Dios mío la suerte que no tengo
Dame lo que se olvidaron de entregarme
Dame la felicidad que alguna vez era para mi
Dame Dios mío la alegría que me niegan
Dame Dios mío la vida que no es mía
Dame Dios mío tu mano…

Dame mis sueños
Dame todo lo que era para mí
Dame lo que otros me quitaron
Dame Dios mío el amor que no era mío y te robé.


II

Quien me mando a mí a ser feliz
Quien me dijo que el sol era mi compañero
Quien me dijo que la sombras ya no existen
Quien me dijo que el agua es mío, que el mar no tienen dueño
Quien me dijo que el aire es puro
Quien me mandó a mí a ser feliz
Quien me dijo que todo era mío.

III

Entrelazado mis manos y tejiendo suspiros trato de ver la ruta del viento, disipador de llanuras, que aún distante me provoca estupor y miedo.

Estoy arremolinado y la mirada, con un conjuro insospechado, busca el encuentro del transito, el choque insano del desboque. Nadie me mira y el solo hecho de la mirada, apretuja en mi sentir la plegaria de que alguien aparezca en el camino.

El viento no trae nada ni a nadie ni el encuentro, ni el choque ha prendidos llamaradas de gritos ni estruendos, sólo rayos silenciosos me tumbaron el espíritu y uno con el latido de las sombras se refugia más allá de las lágrimas, no hubo nada y tanto sentir catapulta una vez más la esperanza.


IV

Gracias
por haber llevado
mis palabras a caminos
de la esperanza, del bien y de la grandeza.

Gracias
por ser como son
Jóvenes, en todos sus errores y sus gracias;
sonrisas venidas en su mañana triste.

Gracias
por querer mirar el sol
con los ojos desbocados de lucha.

Gracias
por llamar al viento y nadar entre el firmamento.

Gracias
por ser ustedes,
las mismas pasiones de todas las veces
las mismas miradas de primavera.

Gracias
Por el mismo canto que regocija mi alma.

V

Cómo corren a refugiarse las palabras.
Está lloviendo en el camino.
.
Ya nadie quiere cobijar a nadie
Y la lluvia
Y el río
Y el mar
Todo arrasará;
Los sueños de la mañana,
Las auroras de la eternidad.

Todos corren a refugiarse,
a buscar la sombra
de la nubosidad.
Nadie, nadie
quiere dar cobija a las palabras
porque enfermas están.
Nadie las quiere
nadie las llamarán
¡Que caiga la lluvia
y se vaya al mar!
¡Que caiga
como los rayos,
como los lazos ventiscos
de la orfandad!

Ya el día pasa pronto la tarde llegará.
Las palabras quietas
llorando están.
Nadie las quiere ni un pan regalar.
Nadie les dice
que pasen a descansar
que la lluvia ya pasó
y que no volverán más...

Nadie, nadie
las quiere como la soledad,
con ella se van abrazadas,
ensimismadas,
agarradas todas
y sin llorar...
a otros parajes
donde también
a nadie cobijo dan.
Allá se van
para otra vez
ver la lluvia ver el río ver el mar...



VI

Érase –como en los cuentos-
los vientos,
empujaban más allá las lágrimas,
más allá de las mesas y las copas.
Quisieron, ellos, vadearlos,
alejarlos, desterrarlos,
expulsarlos.
Los llamaban con un sórdido eco
a un lejano hueco o a las cavernas
donde un monstruo mora,
para encerrarlo,
para que en conjuro
se cerraran puertas, ventanas
y allí moraran
eternamente
las lágrimas en las cavernas.

Érase, como siempre,
Los vientos...

VII

Y pensar que era hoy;
hoy de todos los días,
hoy como ayer,
hoy como siempre.
Y el sol en el mismo sitio.
Y la luna, la luna llegará
a mis ojos contemplándolos.
Contemplándolos para sentirme lejos
para sentirme como siempre,
para verlos más allá
distantes.

Y yo perdido,
entre las nubes
entre el sol y la luna
entre el hoy y el más después
Y nada, nada
encumbra nada
Solamente un momento
esperando otro
como otro
como otro
otro día,
como hoy
como el día
que de mis manos
todavía quieto la acaricio
con temor a olvidarlo.

VIII

El agua corre tras la sombra
en un abrir y cerrar de ojos.
Cae siempre
herida,
sedienta.
Cae siempre
perpleja,
perdida
a escurrirse en mi corazón térreo.

¡Mírame, Dios mío!
y planta en mi regazo
la sed que se me ha perdido
en la vitalidad de tus manos.

Hoy me dices todo.
Cuando las estrellas se han dormido
cuando hay una avenida más allá de mi estancia
cuando tenemos el sol entre las manos
pienso
pienso
pienso
y digo
cuantas olas han recorrido el horizonte
cuantos buenos días ya no hay
cuantos sueños no se han dado.

Sin embargo,
no hay tiempo para nada
y estamos aquí.
Para que nadie
nos contemple agarrando el viento
ni nadie nos mire sin miramientos.

IX

A punto de partir a la deriva;
estoy esperando,
preocupado y desmedido,
el horizonte
que nunca fue para mi.
Un día, en mis adentros,
supuse gobernar.
He mandado, he ordenado
Y mi mente
Sobrepasa mis límites,
y mi cuerpo
aún más rebelde
no encalla
ni con el odio de Dios
ni la desventura del Diablo.

Acongojado y desmedido
quiero también urdir
en no sé qué,
mis plegarias y tormentos.

X

Pensaba que la oscuridad
me alumbraba el camino.
Pensaba en las idas de hoy
y las venidas del después
para encontrarme solo.

Pensaba como siempre lo pensado
lo soñado, lo ilusionado.
Me parece que siempre
uno piensa lo mismo:
Salir del atolladero.

XI

Va viajando un ave
entre el espacio de mi pensamiento;
mis manos acariciando el cielo
la tocan desalmada,
pero ¡hay mirada!
taladra mucho el viento.

Ve no más viajando ¡aurora de mi vida!
cambia ese espectro,
otros te harán reír.

XII

A punto de partir a la deriva;
estoy esperando,
preocupado y desmedido,
el horizonte
que nunca fue para mi.
Un día, en mis adentros,
supuse gobernar.
He mandado, he ordenado
Y mi mente
Sobrepasa mis límites,
y mi cuerpo
aún más rebelde
no encalla
ni con el odio de Dios
ni la desventura del Diablo.

Acongojado y desmedido
quiero también urdir
en no sé qué,
mis plegarias y tormentos.

XIII

Mis manos se deslizan a tocar una vez tu corazón
y la ofuscación del viento no me deja
he clamado por favor y nadie contesta,
Solo las cumbres de la angustia están disipadas en conjuros
mirándome
y nadie me auxilia.
Otra vez quiero recoger sonidos silentes
para anidarlos muy cerca de mí,
para todas las veces, sentir que estoy vivo.

Todo, todo cambiará.
el viento me llevará muy contento
a la alegría más feliz. No lo dudo.
Y nadie me observará
y todos me dejarán tocar tu corazón
y sembraré en ellas rosas albas
rosas rojas, rosas del corazón.
Sé que ya no habrá cumbres ni montañas
que verlas en el horizonte,
El lugar será llano como las miradas
Que hoy nos toca mirar.

XIV

Extasiado
bebo
a cántaros tu nombre.
No está más
el sonido melodioso
de tu voz
cobijándome en las mañanas
para que
en un después,
como atónito
las aves volarán en el infinito cielo.

Ya no estás conmigo soledad
he buscado otro refugio.
Me he ido mucho más lejos,
lejos
donde los cerros soñarán conmigo.

XV

Entonces
hoy me acuerdo
del Sol,
cuando me arrulla,
cuando con un enojo
me sofoca de angustia;
cuando se enoja
se va de nosotros.
...y me da miedo.

Hoy me acuerdo de él,
hoy precisamente
cuando deseo un consuelo.

XVI

Nadie me habla
a todos se les cayó la voz.
Lo han perdido
y yó no más
tengo la palabra
en todo lugar que habito.
A todos se les cayó la voz.
Pobrecitos.
Tengo que ser afortunado
porque tengo la voz
en mi garganta
para decir todo lo que quiero.
Que pena a todos se le cayó la voz.
Puedo decir:
que quiero, que amo, que odio, que estoy feliz.
¡Claro, también puedo decir que soy feliz!
aunque no es necesario decirlo,
basta con mostrarlo.
Todos me envidiarán,
porque aunque puedo mostrar felicidad
también puedo decir que soy feliz
porque tengo la palabra
y todos me creerán
si me escuchan decirlo.
Sin embargo, desde ayer
a todos se le cayó la voz
y nadie me habla.
Y estoy feliz que nadie me hable
y así lo digo a todo el mundo
y creo que ellos están felices
aunque pienso que nadie me escucha.

XVII

Todo pasa sin aspavientos.
Se va el viento
y nadie se da cuenta.

Se vive, y la vida
corriendo a distintos rumbos
se va sin que nosotros
lo hayamos visto.

Todo pasa sin aspavientos,
como el río,
las olas
los pájaros
el día
la noche;
sólo el rumor
sólo el rumor
nos hace cosquilleos.


XVIII

He aprendido
A vivir con una gota de agua;
Una gota que riega el cielo
Una gota que ciega mi sed
Una gota que venza el cansancio
Una gota que a mi corazón aplaque
Una gota que te refresque la memoria
y que te recuerde
que te quiero.

XIX

¿Dónde estás?
Acaso me miras y te escondes
Acaso las estrellas confusas te apresan
O el viento arremolinado no deja suelto tus ojos

¿Dónde estás?
Dime si los suspiros ahogan tu respiro
Dime si las dudas esconden tus pensamientos
Dime si tu corazón ya no camina
Dime si todavía me escuchas
Dime algo ¡Habla por favor!

XX

Pensaba que era feriado
y nada estaba tranquilo.
Los corazones caminaban arrastrando los pies
y el polvo viajaba más que cabalgando
encima de las conveniencias.
Y nada a pesar de ser feriado
en este almanaque que no cambia nada
y a todos no sé porqué nos tiene atontados.
Silenciosa pasaba la angustia
a pesar de ser feriado
no hay risas, no hay cantos
quizá los ojos retumbaban en plegarias
y los corazones de tanto caminar
se sentían cansados.
Eso es sólo por hoy
que todos caminamos
sin hacer nada
de ruido.

XXI

Seguro pensaste
que traería flores
y las pondría en tu corazón.

Seguro pensaste
sonreír conmigo.

Seguro creíste
que mis ojos son los mismos
para llorar juntos.

Seguro querías
que vendría a acompañarte en casa.

Pero también sabrías
que no vendría con las flores
que no sonreirías
que no llorarías nada
que no te volvería a ver,
discúlpame por ello,
Hermana.

XXII

Discúlpame
hoy es la mañana de los perdones.
Discúlpame
si una palabra sin rumbo lo cogí
y te la di para ti.
Discúlpame
si la puerta se cerró y yo me escondí dentro.
Discúlpame
si cuando vine no estaba,
si cuando estaba no te encontraba.
Discúlpame
si me fui antes de llegar.
Discúlpame hoy,
solo hoy,
no estuve para nadie.